miércoles, 5 de febrero de 2025

Primer libro de odas (2)



Los nombres de aquellos que un día se marcharon solos al amanecer, con un hatillo al hombro y poca comida dentro, los seguimos recordando, pronunciándolos en cualquier conversación, hasta que empiezan a desgastarse, igual que ocurre con sus rostros, o se confunden con los de quienes habían partido antes y ya no conseguíamos distinguir unos de otros. Pero algo en la memoria los mantiene ahí, a pesar de los años, y si un día, en una calle, alguien se cruza con un mozalbete de ciudad y le mira a los ojos, sabe quién es el padre y cuándo se fue.

sábado, 1 de febrero de 2025

Primer libro de odas (1)



Ah el tiempo en el que los cuerpos iban envueltos en túnicas que el viento alborotaba y las canciones expandían los secretos. Para ir al teatro bastaba con calzarse las sandalias y atar su lazo en lo alto de la pantorrilla. La escuela era un patio con un olivo y una fuente que administraba los silencios. Lo que valía la pena ser leído se enroscaba y era fácil transportarlo en una mano si la tarde era benigna. La playa era un lugar solitario donde al oscurecer, entre las dunas, la vegetación exhalaba suspiros. Una oda era el compendio del mundo.