viernes, 24 de febrero de 2023

Cuentos del hada jubilada (sexagésimo séptimo)



Sube alboroto de la calle después de dos horas de silencio, que he aprovechado para leer sin tener que poner música. Hoy se disputa una final de no sé qué campeonato futbolístico en la que juega uno de los equipos de la ciudad. Ni coches pasan por la calzada. Las finales televisadas tendrían que durar días. En este momento oigo ascender un rumor de voces que atraviesa la ventana. No consigo saber si son de victoria o de derrota. Enciendo la radio por conocer el resultado, pero me abruman los anuncios. La apago, deslizo la aguja en el disco.

lunes, 20 de febrero de 2023

XI / abandonos



La viruela de la humedad oscurece la antigua blancura en los muros del caserón. La lluvia traza una vertical para cada canal del tejado. La hierba verdea sobre las losas de paso. Un atrio lúgubre y hueco saluda con desgana. Una escalera se pierde hacia la oscuridad del piso alto, donde las habitaciones dibujan amorfos polígonos a medio ocupar. En invierno, el humo de la chimenea, cuyo tiro nadie limpia, esparce una niebla áspera en lugar de calor. En verano, la penumbra devuelve recuerdos de otros veranos, cuando voces infantiles callaban la sinfónica de chicharras y despreciaban los hiperbólicos crepúsculos.

jueves, 16 de febrero de 2023

X /abandonos



El arco de la puerta de entrada a la ciudad hoy es un decorado de piedra en mitad de una rotonda rodeada de edificios sin fábrica, solo balcones de punta a punta. No existe hora de cierre o de apertura. Raro es el momento en el que no giren a su alrededor vehículos. A nadie se le ocurre colocar vigilancia a uno u otro lado, porque tampoco nada señala dentro o fuera. No se levantan tiendas en sus inmediaciones para cercar la población, ni los campesinos corren a su refugio si en el horizonte se alza una columna de humo.

domingo, 12 de febrero de 2023

IX /abandonos



Junto a la carretera, en un claro con escasa fortuna, se amontonan basuras tecnológicas de la época. Imagino que un día a alguien se le ocurrió detener la furgoneta, descargar la lavadora que no funcionaba y abandonarla en aquel ensanchamiento que le había permitido aparcar durante unos minutos. A partir de aquel día, el lugar se convirtió en una referencia. Viejas cocinas desguazadas, neveras que permanecen con la boca abierta, silencios de aspirador que se quedó demasiado grande para el gusto del momento. Un amontonamiento cubista de lo que se desprecia. De vez en cuando me detengo ante mi escritura.

miércoles, 8 de febrero de 2023

VIII /abandonos



Durante mucho tiempo había creído que por ser una torre defensiva el hecho de que le cantaran las cigarras y no el pálpito de una amenaza la desacreditaba. Me lo decía al cruzar por delante en los paseos de verano, cuando sus desgastados sillares, iluminados por el oro del final de la tarde, se mostraban seductores ante la cámara. Que solo disfrute capturando imágenes que ya he fotografiado antes ignoro si es un demérito semejante a la supervivencia de la torre. Es posible que, pese a su brevedad, no sepa qué hacer con el presente. Cómo comprenderlo en sí mismo.

sábado, 4 de febrero de 2023

VII /abandonos



El lago encarna, al anochecer, al señor de las alimañas y de las estrellas. En su condición de mudo, es un papel que representa con solvencia. Un ligero temblor en la maleza, una trémula chispa en lo alto. Ambas, titilaciones que domina por el arte de lo que se repite. Es cierto que nadie le aplaude, pero hay quien se asusta con el estremecimiento. Y también quien se estremece con lo que centellea. Un público seguro, taquilla de supervivencia. Cuando las barcas que lo surcan se recogen en la dársena, el lago imparte clases de permanencia a las que asisto.

miércoles, 1 de febrero de 2023

VI /abandonos



Una lengua que al relamer sus labios de arena borra los acontecimientos de la piel. Es lo que admiro en los paseos invernales por la playa. Tras cada ola, nada queda de quien iba dejando huellas en su caminar, tampoco de lo que hubiera escrito con el bastón para que lo leyeran gaviotas y cormoranes. Lo nuevo no ocurre como novedad, sino como hábito. La desmemoria del mar tampoco actúa como un olvido, sino como la densidad del conocimiento. Una biblioteca oculta en simas que la indiferencia cobija. El oleaje prosigue su letanía. La niebla desdibuja la línea del horizonte.