Los maestros japoneses del haiku suelen ilustrar las sensaciones de un camino en el que el ir se llena de realidad. En este colmarse clásico Eva Muñoz (1970) ha aprendido a observar la experiencia opuesta, cuando el avanzar es un irse que vacía aquello que existe; tanto literalmente, lo que hubo en la casa de la que se muda, como metafóricamente: “Pasa la vida / unas veces de ida, / otras de vuelta”. La perfecta concatenación de haikus y su levedad recrean los ambientes de este tránsito, de la casa y de la vida, pues ambos forman parte de una misma desaparición.