viernes, 19 de abril de 2019

Dietario de sensaciones, 54



Un globo en la mano del niño despistado, eso son las palabras. Cuando se lo entregan lo admira sobre su cabeza con ilusión, pero al instante algo le atrae —una niña, quizá, que alcanza en el columpio más altura que él— y afloja la fuerza con la que lo sujeta, y el globo parte hacia un viaje celeste que el niño, preocupado por la exhibición del columpio, no advierte perder, ni siquiera lo mira. ¿Para qué? Lo ha visto un instante brillar con su vivo color y se ha visto sujetándolo. El significado ya es suyo. El globo, que vuele.