sábado, 17 de junio de 2017

Becqueriana / 113


Suena una música tenue, apenas la repetición de una única nota, que poco a poco va ganando intensidad. La cámara se ensimisma en un primerísimo primer plano, una mano, el cuello o quizá el leve zarandeo de un pendiente. La frase que ella empezaba a pronunciar queda ahogada en la garganta. Un rostro sin voz que mira, y las palabras, que él había dicho justo antes, resuenan en la escena. Campanas que han anunciado una hora ya definitiva. La imagen pasa a un plano medio en el que las dos cabezas se acercan tan despacio que dan ganas de empujarlas.