lunes, 19 de junio de 2017
Coro de ausentes | IDILIO
Con las piernas cruzadas,
casi estira la falda hasta que deja
una visera sobre las rodillas,
en el asiento vacío del tranvía.
Un leve zarandeo.
En ocasiones me acerco. Le digo
mi nombre,
siempre le digo mi nombre.
También la he visto parada
ante el escaparate de una tienda
de ropa de bebé. Entonces
me detengo en la acera
de enfrente mientras flexiona
la pierna izquierda con gesto
de impaciencia. ¿Me estará
viendo,
me pregunto, en el reflejo
del vidrio donde yo no me distingo,
tapado por su cuerpo?
La veo
asomada a una ventana.
Siempre mira hacia otra parte.