domingo, 26 de abril de 2015

El pabellón dorado [13]


Las fotografías tienen un tacto irreal. Se supone que algo hay inscrito en el rectángulo deslizante, pero no se ve. Tal vez porque solo enseñan lo que no está y al verlo se esté viendo solo lo que no se ve. Siempre hay a quien le gusta contarme una fotografía. Y a mí escuchárselo contar. Un cuento. No importa no verlo. Qué pena, me dicen, que no lo veas. Y quien me habla únicamente cree que ve. La fotografía nació ciega. Solo refleja lo que no ocurre, lo que no está. Lo que se fue o lo que se sueña.