sábado, 27 de septiembre de 2014

Café il tempo 12


El tiempo no cuenta. No tictaquea. Ese ser autista que da vueltas día y noche, siempre las mismas vueltas, se ha detenido. Ya no hay tiempo. No es que no quede tiempo, no, eso es otra cosa. Queda el mismo tiempo que quedaría, es decir, esa incógnita que hace más intensa la vida. Una vida en la que dejemos correr el tiempo. Lo liberemos de su esfera. Que ande los caminos. Que se tumbe a la sombra de los robles. Que se bañe en el mar. El tiempo. Que salga de donde está y se venga con nosotros a vivir.