De regreso del paseo de la tarde, en el último tramo, pensamos en el agua rociada desde la ducha, en el plato que vamos a preparar para la cena, en la película que veremos después. Todo cuanto va a pasar ya está pasando en nuestra imaginación. Pero al llegar descubrimos que la lavadora se había quedado por tender y en la cocina están sucios los platos del mediodía, en una montaña que requiere limpieza y orden. En seguida me pongo con la vajilla y tú sacas la ropa de la lavadora. Tan contentos con lo real como con su doble.