Fuera ha sido dentro tantas veces. Tumbados en una duna, sobre la hierba de un claro de bosque, sentados en un banco del parque, de camino a orillas del río. Lugares cuya intemperie las palabras conseguían convertir en paredes de intimidad. Y a veces también dentro es fuera. Y el cuarto y la ventana cerrada se transforman, con la conversación, en una terraza de paseo marítimo, o en la sala de un museo frente al cuadro que deseaban contemplar, o en la estación del tren que ha de llevarles al centro de una ciudad que desconocen, dentro de su cuarto.