domingo, 29 de abril de 2018

Becqueriana / 134



Quedan aún jirones eléctricos de sonido en el aire, entre el reposo de las nubes y el graznido lejano de las gaviotas. Rápidos descensos de los dedos por el mástil de las guitarras, dobles redobles de batería, golpes de mazo sobre el granito del bajo. Entre el tintineo de la cucharilla en la taza y la respiración de la rebanada recién tostada. Aullidos con forma de palabra que se retuercen en el aire con corporeidad metálica. Entre el arpegio del cuchillo al repartir democráticamente la mantequilla y tus zapatillas al acariciar el suelo cuando te levantas a buscar la mermelada.