Un paseo ordena el mundo. Su
caos, su sinsentido, su dejadez. El caminar recoloca en su lugar los elementos
del paisaje del mismo modo que el pintor compone una armonía cromática sobre el
lienzo o que el fotógrafo afina la mirada para descubrir donde no hay nada un
tema. El rumor de los pasos le escribe la partitura a la secuencia. Miro y las
líneas se emparejan, los colores se combinan, las aves trazan movimientos
inauditos en el cielo. Atravieso el río y queda a mi espalda el puente y la
ciudad ya trazados. Con una idea de sí mismos.