Hay un atlas en la cabeza de los amantes que no aparece en ningún volumen de geografía. No es un plano de colorines con las particiones políticas, ni de verdes y marrones que indican las orografías, ni siquiera un conjunto cartográfico con las actividades económicas de una región. Tampoco se estudia en las facultades de Historia, ni lo contemplan los modernos programas informáticos que vuelcan cualquier dato en una gráfica al instante. Es un atlas íntimo. Lo han dibujado tarde a tarde. De cierta esquina a claro de bosque. Es el mapa que señala los lugares donde han estado juntos.