En el cesto de mimbre reposan las mazorcas de maíz. Cada una tiene la forma de una galaxia. Llena de soles. Tanta luz condensada desconcierta. El labrador lo alza, sin embargo, sobre el remolque del tractor que, en marcha, lanza un humo negro alrededor que se esparce sin estrellas. Luego arranca y se va dejando la huella de los neumáticos en el camino como un sello de lacre que cerrara una carta secreta. La que guarda la intimidad de la tierra mientras gesta la llegada de la primavera. Cada universo tiene un universo dentro y nosotros, al pasear, lo desentrañamos.