viernes, 5 de julio de 2013

Becqueriana / 21


Acicalada con polvos de arroz, la luz se pasea en bata por la mañana. El viento la reprende desde las cañerías. Transitan las nubes sin explicar hacia dónde se dirigen. Nadie parece contar con ella. Persianas echadas, comercios cerrados, semáforos en verde. Habrá quien ande besándose en la penumbra de algún portal; otros se abrazarán, es posible, en sueños. Despeinada y ojerosa, la luz regenta un café en el que da igual que haya madrugado para abrir sus puertas. Las sillas continúan bocabajo sobre las mesas. Los cruasanes se reblandecen en el cesto. Una luna diurna sonríe en lo alto.