Tiene complejo de
que nadie la ha elegido. De que a ella solo se llega por su facilidad de trato,
su simpatía hacia quienes se conforman con cualquier cosa. Se lo atribuye a su
sobrepeso, que es el eufemismo que prefiere para no pensarse de otra manera.
También a su edad, que hace más opacas sus notas, menos agudos sus gemidos. Quisiera,
si fuera cantante, entonar alguna letra triste de empedrado húmedo al amanecer
percutido solo por dos tacones, uno de ellos torcido. Quisiera, si fuera
solista, pero no lo será nunca, artífice solo de las melodías compartidas. La
viola.