Aceptaba lo que le dieran. Al final del año sumó lo reunido trabajando como afinador de pianos, le pareció razonable y dijo: «Quiero ganar esto cada año». Así que contó los pianos, dividió y estableció la tarifa. Al siguiente año, el número de pianos había crecido y los ingresos también. En lugar de alegrarse, se asustó. No quería ganar más, así que el primer día hizo la misma operación y aplicó una reducción en la tarifa. Como la venta de instrumentos aumentaba, se sentía feliz por trabajar siempre un poco más y que los clientes pagaran siempre un poco menos.