domingo, 1 de octubre de 2023

Chimeneas JV / 8



En un rincón de la taberna dormita el deshollinador. El móvil en la mesa, a la espera de algún cliente. Nieto e hijo de deshollinadores, ha heredado un oficio que ya no le sirve para ganarse el pan. Solo, quizá, algún que otro vaso de vino, como el que sostiene ahora en la mano. No hay nada que odie más que la limpieza que proporciona la electricidad. Sueña despierto con una colosal hoguera que lo dejara todo tiznado y tuvieran que llamarle, como medida de urgencia, para que devolviera la luz deslumbrante a las columnas, frisos y frontones del Partenón.