Mientras dure la luz no es un título biográfico. Es una poética. La luz es la memoria, incluso de «las plazas que ahora desconozco» por haber partido de la ciudad a la que se vuelve. Pero no en funciones de registro, sino la memoria como creación de un presente: «Tal vez el mundo sea porque cambien las cosas». No la memoria que fija, sino la que dialoga con las mudanzas. Una memoria activa que interpreta el presente. Esta es la visión, la luz. En una lengua poética acendrada, precisa, cardinal escribe Dionisia García este imprescindible e intenso libro de poemas.