martes, 14 de julio de 2020

Dietario de sensaciones, 74



El invierno se apodera de los espacios durante las ausencias. No ve a nadie moverse por la casa y se cuela por ranuras imperceptibles en las ventanas. Extiende la lona del frío sobre los objetos que encuentra. Muebles, ropas que descansan en el colgador, hasta los libros parecen tiritar. Del suelo emerge un dolor gélido que contagia el aire cuando se abre la puerta y el primer haz de luz ilumina desde la escalera el recibidor. También las camas lo padecen. El edredón, un río congelado. Las sábanas, siberianas. Dentro, solo la confianza empieza a dar calor a la casa.