El lago conserva las últimas luces del día y las mantiene encendidas cuando las sombras han cubierto por completo el paisaje. Sobre la piel del agua dibujo con guijarros círculos en los que la veo estremecerse. Pronto asomará la luna y verterá sobre la superficie su melancolía. El lago sueña, las barcas en la orilla duermen. El silencio recoge el chasquido de los pasos como quien cuida el polluelo que se ha resbalado del nido antes de saber volar. Los ojos guardan la última luz del lago al abrir la puerta del coche. Cuando se cierra nada desaparece, al desaparecer.