—¡Sereno!
—Ya va, ya va, impaciente. A tu edad toda espera es falta.
Dice Kabir: ¿cuál es tu nombre?
—Jesús. Y ya tarda.
—Si vuelves a tu hora, pasas sin conocerme. Dice Kabir: La
joven, ¿qué nombre tiene?
—Lucía. No, Lucero. O quizá Lucy. No me acuerdo, estaba muy
oscuro.
—La luz que no ilumina, eclipsa. Dice Kabir: ¿Para volver
ahora tienes permiso?
—Si no hace mucho ruido al abrir, mejor.
—Los juegos entretienen al niño. Dice Kabir: ¿Dónde voy a
leer lo que no has visto?
—¿En un poema? Buenas noches.
—Las doce y muy sereno. Lo dice Kabir.