—Servicios de Lampistería Kafka, le habla Frank. ¿En qué
puedo ayudarle?
—Aquí Clarice. Verá. Es urgente. Tengo un problema.
—¿Un escape?
—Exacto. Muy perspicaz.
—Bien. ¿Se trata de un personaje?
—Sí y no. ¿Cómo explicárselo?
—Con palabras, señora.
—Claro. Es un personaje, pero no es un personaje. Es el
narrador.
—¿Usted no, verdad?
—En absoluto. Es un hombre. Ha de morir con su personaje,
pero no es un personaje.
—Lo entiendo.
—Fantástico.
—¿Y se ha escapado?
—Claro, tras fallecer el personaje. No sé cómo acabar la
novela.
—¿Ha guardado sus datos?
—¿De un simple narrador? Ni siquiera sé el nombre.