Mettika vuelca el cuenco donde penan las limosnas y ya vacío, lo ve lleno. Sama anduvo veinticinco años detrás de sí, igual que una sombra, hasta encontrarse. Uttama medita siete días en posición de loto y al levantarse la jornada había despejado sus brumas. Addhakasi gana con su cuerpo cada noche una moneda menos y empieza a comprender. Sukka se sienta a predicar en las tabernas, llueve sobre las rocas. Soma está convencida de que la verdad no tiene género. Vasitthi duerme en el vertedero angustiada por la pérdida de su hijo. Vijaya cierra los ojos para ver más allá.