Despierta la mañana el chasquido del agua que ha saltado por la ventana al azotar piedras y arena. Le responde la imprecación que provoca y el gañido del perro alcanzado que huye en dirección a Francos, dobla la esquina, desaparece. Calle del León. Asciende un carro del que tira una mula lunática que ha heredado el ojo que le falta al arriero. Las maderas crujen bajo el peso de unos cuantos sacos, los herrajes chirrían. Del hedor nacen blasfemias. Un mirlo se detiene a trajinar por las trazas y fugaz emprende el vuelo con una lombriz columpiándose en el pico.