sábado, 28 de noviembre de 2015

El pabellón dorado [y 30]


Mi sueño favorito se parece a mí. Quiero decir, lo conozco tanto como me conozco a mí, que nunca me he visto e ignoro cómo es mi expresión, qué aspecto tiene mi piel, cómo me sienta el flequillo medio tieso que tantas veces al día me recoloco. Tiene un nombre, como yo, el sueño que prefiero. Y lo sé todo de él de tantas veces que lo he soñado, aunque esté formado por dos palabras vacías, como mi rostro para mí. Ni sé lo que es «pabellón» ni sé cómo destellan sus «dorados». Sin embargo nombrarlo me emociona. Mi sueño.