Rainer Maria Rilke se aloja en Schöneck,enfermo
Crecen rosas rojas entre los sonidos de una lengua cuando no es la que aprendimos de pequeños. Paredes, baldosas blancas. El bordado azul con el nombre del Sanatorio en las toallas. Blancas. Si me pregunto, no reconozco otra patria que esta sucesión de cuartos como agua en el patio que no encontrara sumidero. Así me estanco y flotan en mi superficie pétalos de amapola traídos por el viento. Colcha, mesa y silla blancas. Almohada. Objetos que me verán morir. En un jarroncillo, una rosa. Con ella hablo en francés. De ningún lugar cuando nací, de ninguna parte cuando me vaya.