Pier Paolo Pasolini es asesinado la noche del 2 de noviembre
El desabrido noviembre deposita sus noches con el mismo encanto que el carnicero deja caer la pieza. Acaso los cuerpos sean también, en noviembre, la masa sanguinolenta que golpea la tabla de cortar. El descampado aporta escaso entusiasmo a los encuentros. Matas y rastrojos entre las dunas que producen los camiones al volcar los escombros furtivos. Bolsas de plástico chascan en la maleza y al descubierto el lomo de una nevera cuya blancura es el único destello, encintados los cuchillos. Y aún así, el amor hierve, impulsa la ceguera del deseo. Desprecia los signos. Apaga el motor y las luces.