jueves, 15 de marzo de 2012

Cupidesca veinte

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Hija, nieta y biznieta de nómadas, sentía la íntima necesidad del cambio. En la oficina subía los archivadores con facturas al estante superior y bajaba los libros de actas al inferior. Elegía cada semana una foto diferente como fondo de pantalla y creaba personalidades en Twitter con las que firmar frases contradictorias sobre los mismos acontecimientos. Su mayor deseo era encontrar un hombre para poder cortar después, pero ninguno le gustaba lo suficiente como para que dejarlo tuviera sentido de transformación. Empezaba a agobiarse cuando la conoció: estar con ella era como haber abandonado a todos los novios de golpe.