Ignacio Fortún. Puentes sobre el Gállego, 2007
Desde aquí vemos la carretera de Barcelona sobre el río, las traseras del restaurante y los bloques de pisos cuya colada, cuando sopla el cierzo, despide a quienes tienen la suerte de marcharse. Hay otros que aparcan el coche de espaldas, a mí me gusta hacerlo de cara. Es cierto que siempre hay algún mirón que trata de adivinarnos tras los vidrios empañados, pero no me importa. Me gusta contemplar este paisaje cuando aún estoy jadeante y enciendo un pitillo. El puente, las farolas y en medio unos grandes carteles de los que sólo vemos la parte sin nada escrito.