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En Kurfürstendamm una placa cuenta que allí Joseph Roth escribió Radetzkymarsch en 1932. He visto fotos de la avenida y entonces era un lugar elegante, con una fila de coches aparcados junto a la acera. Tal vez por eso Joseph Roth, cuando la recorría, se pegaba a las paredes «como los perros» y envidiaba la libertad y la rapidez de los tranvías. A estos les sembraban verde y exuberante hierba para su tránsito; a él, sólo señores con abrigo de paño y sombrero caro. Es la realidad que leo; la que veo: comercios iguales y multitudes idénticas de distintos orígenes.
En Kurfürstendamm una placa cuenta que allí Joseph Roth escribió Radetzkymarsch en 1932. He visto fotos de la avenida y entonces era un lugar elegante, con una fila de coches aparcados junto a la acera. Tal vez por eso Joseph Roth, cuando la recorría, se pegaba a las paredes «como los perros» y envidiaba la libertad y la rapidez de los tranvías. A estos les sembraban verde y exuberante hierba para su tránsito; a él, sólo señores con abrigo de paño y sombrero caro. Es la realidad que leo; la que veo: comercios iguales y multitudes idénticas de distintos orígenes.