—Eh, tú.
—¿Yo?
—¿Quién va a ser?
—No trabajo aquí. Vengo a buscar mi coche.
—¿Y qué?
—No podré ayudarle, señorita.
—Eso depende.
—No trabajo aquí.
—Al parecer nadie curra en este antro.
—El vigilante habrá salido.
—Estará borracho.
—No puedo saberlo. Vengo a retirar mi coche.
—Ya lo has dicho.
—Disculpe.
—Qué amabilidades. Oye, ¿no quieres acercarte?
—¿Acercarme?
—Un poco. Sí.
—Mi...
—Ya, tu coche. Ven.
—No.
—¿No? ¿Una dama te pide que le ayudes y dices no?
—No. Quiero decir, sí.
—Acércate.
—¿Por qué habría de hacerlo?
—Porque estamos solos, los dos.
—He de sacar mi coche. Sorry.
—¿Yo?
—¿Quién va a ser?
—No trabajo aquí. Vengo a buscar mi coche.
—¿Y qué?
—No podré ayudarle, señorita.
—Eso depende.
—No trabajo aquí.
—Al parecer nadie curra en este antro.
—El vigilante habrá salido.
—Estará borracho.
—No puedo saberlo. Vengo a retirar mi coche.
—Ya lo has dicho.
—Disculpe.
—Qué amabilidades. Oye, ¿no quieres acercarte?
—¿Acercarme?
—Un poco. Sí.
—Mi...
—Ya, tu coche. Ven.
—No.
—¿No? ¿Una dama te pide que le ayudes y dices no?
—No. Quiero decir, sí.
—Acércate.
—¿Por qué habría de hacerlo?
—Porque estamos solos, los dos.
—He de sacar mi coche. Sorry.