El avión entra en la península por el cielo de Cádiz y su ruta continúa hacia el norte paralela a la costa. Cuando sobrevuela el delta del Ebro me sorprende y excita que el paisaje se parezca tanto a los mapas donde aprendí geografía. Imagino que buena parte de las emociones estéticas nacen de esta coincidencia de lo real con lo que nos enseñaron —pensamos o creemos— que es la realidad. Celebramos la desaparición de los dualismos. Y sorprende esta identidad porque tal vez lo normal sea que la realidad ni siquiera se parezca a lo que creemos que es.