Mi habitación en Barcelona. Alberto García-Alix
Cualquier acercamiento a las fotografías de García-Alix desde la perspectiva de la crónica está condenado a la trivialidad. A lo que más se parece «De donde no se vuelve» es a la obra de van Gohg. Comparten el mismo autismo artístico: los autorretratos, las estancias de la vida cotidiana y la dimensión alucinada a la que lanza lo inmediato. El paralelismo sitúa la fotografía realista en un ámbito ajeno, opuesto, contradictorio: la expresión visionaria. Las diferencias entre retratos y autorretratos casi desaparecen; la soledad transforma lo vano en metáfora; la temporalidad otorga profundidad al plano. La mirada no capta; deforma.