Tu nuevo trabajo tiene algo de amanuense medieval: redactar los «usos» parece un encargo de Alfonso X para alguna de sus partidas, ¿o no? Es tarea casi filosófica. Acuérdate de dejar, al especificar los espacios, algún descampado sin urbanizar para que por la mañana vayan a pasear los dueños de perros, proscritos de las aceras que ensucian; por la tarde jueguen al fútbol los chavales exiliados de los parques impolutos donde se prohíbe el juego a pelota; y por la noche acudan las parejas, amparadas por la intimidad de lo deshabitado y lúgubre, a mejorar este mundo con un kiki.