jueves, 1 de octubre de 2020

Cuentos del hada jubilada (duodécimo)



En el parque, los pájaros vigilan. Frente al estanque, se han sentado. Allí donde zigzaguean huidizos peces. Al costado, una mata de margaritas. Blancas. Arranca Ella la mayor y la ha plantado en la camisa de Él, entre botón y botón, como si fuera un recurso poético para desabrochársela. Da resultado. Con la lluvia que chispea, la flor encuentra en el pecho tierra donde prender. Han cerrado los ojos y durante un instante se aprietan las manos. Luego se han levantado, han abierto un paraguas para los dos y abandonan la sombra de los tilos. Los solitarios, de nuevo soñadores.