jueves, 27 de abril de 2017

Ver o mirar


Los caballos están sobrevalorados —me dice ante una manada de rocines blancos que pastan en las marismas—. Le miro con cara escéptica y cuando advierte que no voy a debatir añade: Cualquier escarabajo de los que hay en sus bostas es más interesante. No puedo asegurar que haya utilizado el término «bostas», pero sí que me dejó pensativo para el resto del paseo. Y cabizbajo. No tardo en ver una araña caminante cruzar el arenoso sendero. La observo. Parece agobiada. Quizá le asusten mis botas. Se detiene, se agita, continúa exasperada. Busco encuadrarla, pero al enfocar solo veo arena.

lunes, 24 de abril de 2017

Presentación de «Sine Tradere» en el Aula de Escritores del Ateneo

José Corredor-Matheos y Enrique Badosa. Abril, 2017

El plan del 38, cuenta Corredor-Matheos, obligaba a elegir dos lenguas extranjeras, si una era de los Aliados, otra del Eje. Por eso a los doce años Enrique Badosa estudiaba alemán y a los noventa reúne sus mejores traducciones en esta y en sus otras seis lenguas de cultura (catalán, francés, inglés, italiano, portugués y latín). Sine tradere no es solo el repertorio de una orquesta de solistas, sino el Libro Secreto de la Traducción. Su estudio inicial es la sombra que al sol proyecta el silente quehacer de quien recrea. Y su presentación, en Barcelona, la letra capital iluminada.

jueves, 20 de abril de 2017

Dietario de sensaciones, 27


Están dentro, pero también alrededor. Después de pronunciadas revolotean algún tiempo por el cuarto y luego descienden en zigzag, despacio, y aterrizan sobre la blancura de la sábana donde, aunque no sea posible distinguirlas, aguardan con paciencia que alguien se acueste para volver a alzarse sobre una pierna, ascender por la espalda, sujetarse en un mechón de cabello o simplemente pegarse a la piel cuando un cuerpo que descansa las ha cubierto por completo. Y así obtienen una nueva aventura con quien las acaricia ahora en silencio, sin su sonido, solo con el recuerdo de que fueron pronunciadas por alguien.

sábado, 15 de abril de 2017

Dietario de sensaciones, 26


Azul, ocre, duna, mar, en sí mismos, pronunciados al azar, no son nada. Sonidos y un brote de significado entre piedras, allá donde las raíces no encuentran dónde nutrirse. Té, galletas de avena, ventana, tarde, en sí mismos, no son más que ingredientes del día sin el día. Lo que proporciona hondura y sentido a azul y a mar, a ocre y a duna, es el idilio de memoria y metáfora. La unión de dos opuestos: la presencia y el deseo. Lo que también convierte los sabores del día en símbolos. Los colma de densidad y cuerpo. Les da vida.

domingo, 9 de abril de 2017

Dietario de sensaciones, 25


La penumbra del cuarto después de amanecer. La persiana traza paralelas imprecisas de luz que las cortinas difuminan. Una delicada claridad que entrelaza las manos del silencio. Las aves están a punto de que la costumbre las despierte, los rótulos anuncian el tren que ha de llegar y partir, los empleados del riego desperezan el empedrado de las calles sin que nadie los moleste. La tibia piel de los cuerpos, su dulzor ambarino, casi indolente, conoce el instante anterior a que el campanario de la iglesia diga «Acción» y la claqueta arranque el día. Aún a espaldas del mundo. Crisálida.

miércoles, 5 de abril de 2017

Dietario de sensaciones, 24


Algunas hojas han caído sobre las tablas de madera. Sin nadie el banco del parque languidece, casi ojeroso, casi asmático. Una paloma se ha detenido en el respaldo, mira altiva hacia la nada y deja en el lugar una huella que gotea de un listón a otro. Una hilera de hormigas ha descubierto en los intersticios un insecto muerto y aprovecha la soledad para trazar líneas. La brisa saca a bailar sobre el tablado del asiento hojas que pierden la inocencia con rapidez. Un banco vacío, junto al sendero, sin que importe si le da sombra o está al sol.

domingo, 2 de abril de 2017

Dietario de sensaciones, 23


Disfrutan de una realidad diferente a la realidad. Hasta tienen sabor. O vierten sabor en la memoria, lo que casi es más intenso que extraer un simple gusto. Lo mismo ocurre con su aroma. Huelen. Como el jazmín, o como el olor que se recuerda del jazmín. Como los cuerpos, o como la fragancia que se sueña en los cuerpos. Y suenan. Siempre aparecen ataviadas con el vestido largo de la sonoridad, o emergen con sonido desnudas. Les gusta la música y los bailes. Y seducen. Embriagan. Dulcifican. Sosiegan. Se sientan a un costado y acarician el cabello. Las palabras.