miércoles, 23 de julio de 2014

Cuaderno de tapas rojinegras \ 23


El futuro ha estado siempre escondido en la materia. Los chinos lo buscaron en los caparazones de tortuga. Los arúspices etruscos seccionaban el hígado de una oveja. Los griegos miraban el cielo en un espejo. Los hindúes dibujaban sus ideas en cartas y las barajaban. Los druidas celtas extendían las manos sobre una bola de cristal. En la Alemania del Barroco había catedráticos de quiromancia. En el presente una pantalla de píxeles es capaz de resolverlo todo. Algunas tardes también yo contemplo el vuelo de una alondra para conocer el porvenir. No sé de dónde viene ni a dónde va.