jueves, 18 de marzo de 2010

Llegando al nuevo club

andrajo de ti mismo, con cincuenta
JUANA CASTRO

Los libros se apresuran a celebrarlo. En Novela once, obra dieciocho, Dag Solstad habla de su personaje: «Porque tenía que admitir el hecho de que pronto cumpliría cincuenta años y empezaría el declive». Vaya. Poco antes había escrito: «La cantidad de maldades que puede idear un empleado de unos cincuenta años... que se considera víctima de una jugarreta al no haber ascendido... es indescriptible». Menuda imagen. Pero en Fabian, de Erich Kästner, la cosa empeora: «Cornelia estaba en la cama con un hombre de cincuenta años, cerrando los ojos con resignación». ¿En qué diabólico y tan detestado club ingresaré mañana?