sábado, 10 de enero de 2009

Nieva

A Fernando Senante, que no ha visto nevar
Llegué a Madrid, barrio de Campamento, para hacer la mili tal que una tarde gélida de noviembre. Me acosté en la litera (de arriba) y a la mañana siguiente, cuando me desperté, vi los cristales empañados, pero los tejados que había al otro lado del patio ya no tenían la oscuridad cuartelaria. Lucían blancos. No sé si fue el mejor día de mi vida para ver nevar. Tampoco recuerdo si lo agradecí y me ayudó a sobrellevar el tiempo que entonces empezaba a contar: tantos meses por delante. Sólo recuerdo que me desperté y nevaba. Como en las malas películas.