lunes, 8 de diciembre de 2008

Ríos

Desde la mitad del puente, sobre el arco de hierro, las aguas parecen seguir el impulso del destino, acaso de la necesidad. ¿Qué tendrán en común con mi movimiento, me atrevo a pensar, perpendicular, paralelo u opuesto al suyo, conforme desee? Mientras ellas sólo se dejan llevar, mi albedrío puede remontar el cauce y aun subir más alto, hasta el monte abrupto. Y de acompañar su camino, no detendrán las arenas del delta mi andadura. Una caja de fruta vacía navega con la corriente, atraviesa el arco de metal, avanza hasta la curva, desaparece. Mañana seguiré aquí mirando el río.