domingo, 19 de octubre de 2025

Cuarto libro de odas (5)



El estibador contempla cómo empieza a maniobrar el buque que ha cargado durante la jornada mientras enciende un cigarrillo con el hombro apoyado en una de las grúas del muelle. El remolcador ayuda a que gire la enorme envergadura del viejo mercante. En el lugar que ocupaba, vibra sobre la superficie su estela, que se va diluyendo. Cuando salga por la bocana, el agua se habrá serenado y al sol brillarán las manchas de aceite. No tarda en asomar por el horizonte el humo de otro barco que descargar. Por hábito mira el reloj, pero ni siquiera ve la hora.