viernes, 27 de septiembre de 2024

Fugas / 05



Coincidí en un bar nocturno con una fiesta de bibliotecarios que celebraban la jubilación de uno. Me uní al grupo porque, por edad, conocía todas las canciones que coreaban a voz en grito, al mismo tiempo que despejaban las jarras de cerveza a una velocidad que causaba vértigo. No aclaré demasiados conceptos sobre su oficio aquella noche, porque a las preguntas que planteaba respondían todos a la vez con argumentos diferentes, a raíz de los cuales iniciaban intrincadas disputas verbales. Cuando apagaron las luces para echarnos, el que se jubilaba me confesó, cabizbajo, que ahora solo le temía al silencio.