viernes, 1 de mayo de 2020

De la pintura I



Sobre el lienzo azul de la tarde los pinceles de la luz nos retratan mientras caminamos de la mano, mirándonos uno al otro, por un sendero de arena. La inquietud de los vencejos le obliga a la salpicadura, una gota negra en la tela que un giro ágil del dedo meñique directamente sobre el color convierte en movimiento de alas. Ni lo vemos, abstraídos como estamos en nosotros mismos. La brisa sobre el trigo que crece en los campos espolea el virtuosismo técnico de la luz. Un uso de crines cuya sutileza imita con perfección lo que no estamos mirando.