sábado, 13 de mayo de 2017

1991-«Nueva York»



Donatien Alphonse François de Sade, reconocido fabricante de espejos francés, abrió comercio en Palma, ya anciano, en un local estrecho y húmedo bajo los soportales de la Plaza Mayor donde una mañana luminosa de verano entró el joven Blai: «Le vi el domingo en la Seu». Monsieur Sade arrugó el ceño y musitó: «Unas pinturas…». «¿Cree que si me miro en alguno de estos espejos reconoceré mis ojos?», preguntó jovial el muchacho. El artesano tropezó con un ladrillo suelto del pavimento: «Su precio le quedará lejos». Blai sonrió: «Entonces mírese usted y le veo». «Eso he hecho siempre», crepitó Sade.