jueves, 30 de abril de 2015

El pabellón dorado [15]


Para que no me olvides, parecen decir las fotografías que unos con otros se intercambian. A mí, sin embargo, nunca me ofrecen ninguna. Porque no las voy a ver, deben de pensar, y aunque se equivoquen en el pensamiento, aciertan en la idea: porque recuerdo. Solo se olvida lo que se registra en imágenes. «¿Cómo era aquella persona?», le oigo lamentarse a veces a mi madre. «¿Cómo has podido olvidarla?», olía a saco de avena abierto un día de lluvia y llevaba en invierno una chaqueta de lana gruesa. «¿Cómo puedes acordarte de tantas cosas?» Porque no las he visto.