viernes, 3 de octubre de 2014

Octubre


Octubre es silencioso. Camina descalzo. Colecciona gotas de ámbar con hormigas atrapadas. Es discreto en sus vestidos de tono rosa ocráceo. Octubre. Como el telón que ciega el escenario y deja a los espectadores ante el juicio de sí mismos tras los últimos ecos de la obra, así también invita a la introspección. Deshila la madeja de la memoria y despierta los sonidos del propio cuerpo al latir, al respirar, al moverse. Octubre llega en una carta que trae el cartero, con un sello timbrado y el nombre del destinatario, el de cada cual, escrito a pluma. Con su letra.