domingo, 8 de mayo de 2011

Buenos días, noche 3

Siento la euforia de quien anoche escribió el pedacito quinientos de este mosaico y se despierta ansioso por colgarlo en la red, antes de desayunar y aun de peinarse. Le doy a los botones y aguardo. No sé muy bien qué significa haber escrito quinientas astillas de un madero triturado, quinientos trocitos de nada, pero estoy contento. No se ha podido establecer conexión con Internet —dice la pantalla. Me levanto: el módem parpadea, plaf, plaf, plaf y luego se enciende la luz roja. Una y otra vez. ¿Y mi aniversario? ¿Y mi charco? ¿Mi rinconcito? No se ha podido establecer.