miércoles, 3 de diciembre de 2008

Un manojillo de quebrantos

Cada sábado, sin falta. Con la misma ilusión por ganar los trescientos euros Antonietta baja los escalones de la taberna. Cuando sube al entarimado, no ha de mirar la letra en el televisor. «Antonietta, tienes la voz más hermosa de Perugia» —le gritan. Y Antonietta se ruboriza y piensa en los trescientos euros del premio semanal en el karaoke, que siempre ganan otros concursantes. «¿Por qué cambias la letra de las canciones, Antonietta? Si no lo hicieras el premio sería tuyo. ¿Por qué no dices Quel mazzolin di fiori?» Y Antonietta suspira: «Porque es más real Quel mazzolin di fratti