lunes, 10 de noviembre de 2025

35 Miradas



Mientras no desenrolle la carta que me deja camuflada entre las macetas del patio, no la he recibido. Luego, una vez leída, será imposible que el tiempo labre un cauce diferente a lo escrito. Antes es un simple papel, que puede pasar por una página arrancada a un folletín para envolver un arenque en el mercado. Y mientras no sea nada, podrá ser lo que desee mi pensamiento. Declarará que ha de venir y no que ha de partir; susurrará que busca mis labios en su almohada tras el toque de retreta, y no que empieza a olvidarse de mí.